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9 jul 2021

La Escuela del Espíritu Santo [Juzgar]


 Creo, sinceramente, que como la envidia, el egoísmo, los malos pensamientos o la crítica, el juzgar es algo que, diariamente, estamos en constante lucha... Bueno, el que haya llegado a la conclusión de lo mal que juzgamos... claro está...

 A veces te das cuenta, a veces no, porque es algo tan sencillo como el opinar de alguien respecto a sus acciones y/o su corazón. ¡Sí, simplemente, opinar! Mira lo que dice el diccionario: Formar un juicio o una opinión sobre una persona o una cosa. Por lo que ¿en base a qué formas tú tus juicios sobre alguien?


Tan sencillo como opinar de alguien. Eso es juzgar. ¿Te sientes bien cuando te llega una persona y te cuenta que estuvieron opinando de ti por allá? Entonces, ¿por qué lo haces tú con otras personas? sí, siempre respondemos con esta misma pregunta, pero el mal de todo esto es, que nuca aprendemos y luego lo volvemos hacer. Creemos que no pasa nada por hacer conjeturas, hipótesis, suposiciones de alguien a sus espaldas, porque (seamos honestos) estas conjeturas nunca las hacemos al frente de la persona en cuestión (lo cual sería genial para dispersas estas dudas que se nos crean) y ¿qué es lo peor? que lo hacemos sin dudar y en tono afirmativo, y esto le lleva, a la persona que lo escucha, a pensar también de la misma manera. Todos somos influencers, ten cuidado con lo que dices y haces.

Leamos algunas definiciones de ¿por qué juzgamos?

* Nuestra mente opera en modo piloto automático.

* Los seres humanos tenemos la increíble habilidad de pre-juzgar todo lo que se nos atraviese por el camino.

* La vasta mayoría de las veces que pre-juzgamos (juzgar antes de, o sea, prejuicio)  a alguien, lo hacemos sin saber nada de dicha persona, sin haberle conocido, o haber intercambiado palabra alguna.

Estas son solo algunas de las definiciones que hay por la red, pero vamos a leer otras que no leerás tan a la ligera (ni encontrarás tan fácilmente por la red) porque dañarían nuestro ego y eso no sería políticamente correcto hoy día, pero es la verdad y la verdad se está dejando de decir porque duele, pero el dolor, muchas veces, nos despierta del sueño en el que vivimos.

* El juzgar nos hace hipócritas. “la persona que juzga se equivoca, se confunde y se convierte en una persona derrotada

* El juzgar nos hace soberbios. Y ''con la capacidad de juzgar'' considera que tiene ''también la capacidad de condenar''.

* El juzgar nos posiciona por encima de la persona a la que apuntamos con el dedo, queriendo decir entre líneas que yo soy mejor porque  esto que estoy juzgando, yo no lo haría. (Y dejamos a un lado que ''otras'' cosas sí hacemos y son ''dignas'' de juzgar por otros)


 
¿En qué punto de tu opinión para juzgar, más correctamente y más verdaderamente, has podido tú entrar en la mente y corazón de la persona para conocerlas al 100%? ¿Acaso andamos todo el tiempo diciendo la verdad verdadera a todo el mundo o será que hay cosas que no decimos para no ser juzgados? (valga la redundancia porque, sea como fuese, vamos a seguir siendo juzgados) ¿Cuándo podrás tú, si tú, conocer a una persona tan realmente bien, como para andar juzgando sus acciones? Y lo que podría parecer más importante y después de todo esto leído ¿querrías tú, aún con todas las investigaciones de las personas hacia ti, que te juzgasen? No, realmente creo que no.  Entonces ¿no debemos de juzgar, absolutamente, nada? Tampoco.

¿Qué dice Dios sobre este hábito de juzgar del ser humano?

El mandamiento bíblico de que no juzguemos a los demás  "No juzguéis, para que no seáis juzgados" (Mateo 7: 1) (muy trillado, por muchos conocedores y no de la Biblia, únicamente para justificar su maldad) no significa que no deba haber ningún mecanismo para lidiar con el pecado. La Biblia tiene todo un libro titulado Jueces. Los jueces del Antiguo Testamento eran puestos por Dios mismo (Jueces 2:18). El moderno sistema judicial, incluyendo a sus jueces, es una parte necesaria de la sociedad. Al decir "No juzguéis" Jesús no estaba diciendo: "Todo se vale".

Bueno ¿entonces como debemos de juzgar?  "No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio" (Juan 7:24). Exactamente así. Así es que nos enseña, Jesús, a juzgar de manera correcta.

Vamos a ver los tipos de mal juicio según gotquestions:

El juicio hipócrita es malo. El mandato de Jesús de no juzgar a los demás en Mateo 7:1 está precedido por comparaciones con los hipócritas (Mateo 6: 2, 5 y 16) y seguido por una advertencia contra la hipocresía (Mateo 7: 3-5). Cuando señalamos el pecado de otros mientras cometemos el mismo pecado, nos condenamos a nosotros mismos (Romanos 2: 1).

El juicio superficial es malo. Juzgar a alguien con base solo en las apariencias es pecado (Juan 7:24). Es absurdo sacar conclusiones antes de investigar los hechos (Proverbios 18:13). Simón el fariseo juzgó a una mujer con base en su apariencia y reputación, pero no pudo ver que la mujer había sido perdonada; por tanto, se atrajo el reproche de Jesús por su juicio injusto (Lucas 7: 36-50).

El juicio severo e implacable es malo. Debemos  "(mostrar) toda mansedumbre para con todos los hombres " (Tito 3: 2). Los misericordiosos alcanzarán misericordia (Mateo 5: 7), y, como Jesús advirtió: "Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido" (Mateo 7: 2).

El juicio santurrón es malo. Estamos llamados a la humildad y "Dios resiste a los soberbios" (Santiago 4: 6). El fariseo de la parábola de Jesús sobre el fariseo y el publicano confiaba en su propia justicia y desde esa orgullosa posición juzgó al publicano; sin embargo, Dios ve el corazón y se negó a perdonar el pecado del fariseo (Lucas 18: 9-14).

El juicio falso es malo. La Biblia claramente prohíbe dar falso testimonio (Proverbios 19: 5). "Que a nadie difamen" (Tito 3: 2).

A los cristianos se les acusa a menudo de "juzgar" o de ser intolerantes cuando hablan contra el pecado. Pero oponerse al pecado no es malo. El hecho de mantener la norma de la justicia define naturalmente la injusticia y atrae los golpes y los dardos de los que optan por el pecado más bien que por la vida que agrada a Dios. Juan el Bautista incurrió en la ira de Herodías cuando habló en contra del adulterio de ella con Herodes (Marcos 6: 18-19). Con el tiempo ella silenció a Juan, pero no pudo silenciar la verdad (Isaías 40: 8).

Si queréis saber más, podéis pinchar en el enlace gotquestions . La verdad que, después de leer esto con respaldo bíblico, sinceramente creo que juzgamos muy muy muy a la ligera y con un corazón sucio lleno de prejuicios. Si no sabes juzgar correctamente, como a Dios le agrada, sería preferible que no dijésemos nada, al menos así, tampoco haríamos daño ni podríamos ideas equivocadas en cabeza de los demás porque, bajo mi propia experiencia, yo añadiría la pregunta de ¿con qué intención o cuál es tu motivación al juzgar a una persona? ¿Exaltar tus virtudes? ¿Dejar claro que aquella persona a la que señalas es más pecadora que tú? ¿Será acaso que tienes celos? ¿Dónde está tu corazón cuando hablas de las personas emitiendo juicios a la ligera?


Llevo un tiempo sintiendo este llamado en mi interior. ¡Ojo! no es que recién lo estoy recibiendo, sino que recién lo estoy escuchando, porque desde el momento en que nos convertimos en Hijos de Dios, recibimos este llamado, junto con todos los demás, pero es gracias a, lo que se llama, Santidad progresiva, que hay momentos como este, donde nuestro entendimiento es iluminado para escuchar más claramente la voz de Dios en nuestras vidas porque, como ya expliqué, Dios nos ve preparados para seguir avanzando, en su caminar, a tener un corazón más alineado al suyo.

Bueno, hablando de mi propia experiencia, sucede que muchas veces, es tan fácil eso de opinar (como exponía al principio) que si no sabes bien todo lo que esto implica, pues no te das cuenta y resulta que estás opinando todo el tiempo inconscientemente y muy a la ligera. Lo feo de este comportamiento, que en nada agrada a nuestro Padre es, que no te das cuenta porque, una vez te enseñaron que Juzgar  = HABLAR MAL DE ALGUIEN ¡Error! no es solo hablar mal de alguien (que ya estaríamos hablando de criticar), es hablar sin conocimiento, sea para hablar bien o mal. Lea esto bien:  sin conocimiento, como ya hemos estado leyendo las distintas maneras de juzgar mal y de juzgar bien.

Como ya hablamos en el primer artículo de La Escuela del Espíritu Santo, hablando del amor y del fruto del amor, poco a poco es que la tercera persona de la trinidad te va mostrando detallitos de nuestra vida diaria que hay que mejorar. Yo no lo entendía y opinaba a diestro y siniestro de todo el mundo, sin pensar claro está, que otra persona en ese mismo momento, pudiera estar haciendo lo mismo conmigo y si solamente piensas eso, pues seguro no te agrada la idea. ¡Solo por este pensamiento ya deberíamos de callar con más frecuencia! pero nos viene la actitud altanera de que tenemos razón y seguimos adelante. Maldito orgullo que nos lleva siempre por caminos traicioneros... ¡pero tranquilos! si es tu intención mejorar ¡estás de suerte! el Espíritu Santo quiere ayudarte, porque sin él, es una batalla frustrante y cansada y con él, nuestras fuerzas son renovadas cada día y nuevo entendimiento nos da a cada momento.

Al igual que con las acciones que comentaba en La Escueladel Espíritu Santo [Amor] , me he ido dando cuenta de, dentro de mí, sentía un mal estar cada vez que hablaba de alguien sin saber, es decir, como hacemos todos, conjeturando. Las palabras me iban saliendo con el deseo de opinar, dejar constancia de mi pensamiento, fingiendo ser más santa que la persona de la que cual estaba opinando y al mismo tiempo iba saboreando un sabor amargo en mi lengua.  ¿Has llegado a sentir eso? Enhorabuena, el Espíritu Santo quiere disciplinarnos.

Me da la sensación de que, en mi caso al menos, es el mismo sentimiento que tuve en Un solo Maestro (y el marido) cuando yo ya sabía que estaba haciendo mal con mi actitud fría y distante con el marido y Dios me llamó al arrepentimiento y a la disciplina. Eso es lo que ahora siento, la sensación de que ya tenía este sentir, pero que lo rechazaba queriendo pensar que, no estaba tan incorrecta, que sabía mucho y sabía cuando parar, pero no... no tenemos freno en cuanto a nuestra soberbia y a nuestro amar de nuestro propio conocimiento limitado y finito.


Claro que no va a ser fácil cambiar esto de andar opinando a diestro y siniestro, pero ante la inseguridad y ante el no querer pecar contra Dios, prefiero callar. En esto del juzgar, también empiezo a sentir aversión por el poner motes, apodos a las personas, sobretodo aquellos apodos que definen el pecado de la persona. Esto es algo que, también tengo que confesar, nunca me ha gustado. Jamás. Al principio, esto me disgustaba porque ya tuve la experiencia de que olvidaba los nombres de las personas y luego me daba mucha vergüenza llegar a una persona y tener que referirme a la persona, de la cuál había olvidado su nombre, por el apodo. Pero ahora me disgusta mucho el hecho de llamar a alguien por su pecado. Me hace sentir que lo juzgo, que lo condeno y que participo en el hecho de que todos sepan el mal que hizo. Si bien esta persona ha cambiado y no se merece que sigamos recordando el pecado que cometió en el pasado, tampoco me parece correcto y sé que Dios tampoco lo aprueba, que lo sigamos etiquetando por el mal que sigue cometiendo, alimentando así a los demás, el deseo y el fervor de continuar criticando a esta persona (como si ninguno de nosotros tuviésemos algo que no fuese criticable para los demás). No, de ninguna de las maneras me parece correcto. ¿Cómo evitarlo? Pues si su padre y su madre le dieron un nombre, igualito que a ti y a mí. Utilízalo como, de igual manera, quieres que los demás lo utilicen contigo. 

Este es mi actual caminar de aprendizaje. Si me estás preguntando si ya acabé con las otras materias, no, son cosas del día a día, pero las tengo más asimiladas y las practico con más frecuencia. Al final, da la sensación de que tenemos que llevar un sin fin de cosas todos los días y nos parece imposible humanamente ¡qué nos somos máquinas! Cierto, pero para caminar de manera sobrehumana tienes que caminar con un ser sobrenatural y yo elijo caminar con el único que puede darme las fuerzas y el poder de llevar todo esto todos los días sin fallar ni uno y acabar el día sin sentir fatiga.

 Amén. Gracias Padre...


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