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4 jul 2021

¿De qué estás hecho? [Analogía de la botella del agua]

 


¿Yo soy así?
 (así seguiré nunca cambiaré....)

Cuantos problemas podríamos haber solucionado si solo una persona, en esos momentos de dificultad, hubiera doblegado su orgullo y hubiera decidido que, la mejor opción en esos momentos de inminente ruptura, era el de cambiar. Seguir con la mentalidad de que yo soy así, nací así, mi padre es igual, viene en los genes no solucionará lo que tienes entre manos y más problemas tendrás a causa de esa actitud. Cuanto antes reconozcas que sí puedes cambiar, antes podrás aplicar una solución.


Incendios forestales han arruinado bosques enteros de corazones rotos, sólo, por no ceder al orgullo. No se trata de intentar, por todos los medios, ocultar lo peor de nosotros para que, en medio de los conflictos, no aflore. No es cuestión de buscar maneras y tips para aprender a reprimir la bestia que llevamos dentro ¡mucho menos aceptarla! ¿Por qué ocultar, reprimir y aceptar el mal que llevamos dentro cuando puedes transformarlo? Es más frustrante y cansado, ocultar y reprimir el contenido que llevamos por dentro que dejar que otra persona nos transforme.

No es: esa persona o tal situación me hace ser de tal modo, pero yo no soy así. Todos venimos así de fábrica, con ese lo peor de mi en nuestro interior que aflora cuando suceden cosas que no nos gustan, cuando suceden cosas que lo provocan a salir, cuando no nos dan lo que queremos y nos enfadamos... Todo cuanto no nos haga feliz, eso saldrá.


Pero el problema no es la presión o las circunstancias... esas cosas no me "hacen" ser de cierta forma. No me convierten en. A mí nada me puede hacer lo que yo sea. Nadie puede hacer que yo sea algo. El problema radica en mi corazón que es de donde sale el fruto. "De la abundancia del corazón habla la boca" (lc 6:45) Todo lo que hay en nosotros, sale de nuestro corazón (emociones, sentimientos, deseos...) Lo que pasa es que estamos en una situación donde eso nos saca lo que llevamos dentro y nos muestra el cómo lo estamos viviendo. "No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre". (Mt. 15:11)

*Analogía de lo que llevamos dentro (la botella de agua)*

Tu eres una botella que está llena de agua. Si la vida viene y te golpea ¿qué sale de ti? Agua. ¿Por qué? Porque eso es lo que hay dentro de la botella. La circunstancia que viene a golpearte no CREA el agua. Lo que te está golpeando (crisis económica, infidelidad, traición, engaño, orgullo, discusión...) es lo que está creando que salga de ti el agua. Y no importa lo que te vaya a golpear, siempre saldrá agua, porque agua es lo que hay dentro de la botella. Así pues, tú eres el único responsable, no los problemas.

(Igual con una naranja, cuando vienen a presionarte, cuando presionan la naranja saldrá zumo de naranja, no de piña)

Ya sé que toqué un punto feo nuestro, pero es así. Basta de echarle la culpa a los demás de nuestras malas decisiones y actitudes. ¿Por qué cuando sale ese lo peor de nosotros vamos corriendo a justificarnos para decir que la culpa fue de los demás que lo provocaron a salir? ¿De quién es el perro? ¿Tuyo? Entonces es tú responsabilidad de poner correa y bozal, no del que se acercó para intentar verle los dientes.


Cuanto antes aceptemos que la culpa es solo nuestra, también libraremos a los demás de una carga innecesaria impuesta por nuestra falta de madurez. El enfermo es incapaz de ir al doctor hasta que no acepte que está enfermo.

¿Qué dice Dios al respecto de esta parte nuestra?

 Que Cristo PUEDE  transformar tu corazón para hacerte entender tus circunstancias y encontrar un cambio que lo glorifique a él y te lleve a ti conocerlo más. Que puede perfeccionarte para parecerte más a él y ser una persona que sepa dominar esta naturaleza caída que tenemos, desde que nuestros primeros padres pecaron en el Huerto del Edén.

Nosotros no podemos por nosotros mismos, por eso existen psicólogos y demás filosofías para tratar de calmar nuestra fiera interior. Necesitamos una ayuda exterior, la mano de un experto ¿y quién mejor conocer de nuestro corazón que el que lo creó y lo puede satisfacer?

Yo me dejé y me dejo en las manos de mi Padre Celestial y en verdad, puedo decir a día de hoy, que he visto múltiples cambios en mi vida. No tengo que reprimir ni ocultar lo peor de mí, porque Cristo me va transformando cada día a su imagen y semejanza.


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