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11 sept 2021

La Escuela del Espíritu Santo [La higuera maldita]

 


Al día siguiente, cuando salieron de Betania, [Jesús] tuvo hambre.

Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos.

Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.

(También ver  Mt. 21.18-19)

 

Hablemos de las higueras, solo un poco, antes de meternos en la enseñanza de hoy. La primera vez que vemos mención de este árbol es en el mismo Génesis, concretamente en Génesis 3:7 --> Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. <--

Las higueras son también un símbolo para Israel. A lo largo del Antiguo Testamento, Dios se había referido a su pueblo Israel bajo el símil de una higuera.

(Os 9:10) "Como uvas en el desierto hallé a Israel; como la fruta temprana de la higuera en su principio vi a vuestros padres..."

Además de un símbolo de paz y seguridad, como se dice en 1 Reyes 4:25 --> Y Judá e Israel vivían seguros, cada uno debajo de su parra y debajo de su higuera, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de Salomón.<--

Entonces, con todos los milagros y buenas cosas que Jesús había hecho, utilizando su poder, para dar vida y bendecir, ¿por qué ahora Jesús utiliza su poder, sobre este hermoso árbol, para maldecir y destruir? para seguir enseñándonos cosas importantes.


Quería hablar de esta preciosa parábola porque mi caminar con Jesús sigue transformándome y si estás como yo en ese proceso, de cambio y entrega, estarás notando que cosas maravillosas y asombrosas pasan en tu vida. Te estarás dando cuenta de cuantas cosas estabas haciendo mal y como Dios, que ve en ti y en mí, a personas que se quieren entregar, también se entrega y vemos su fidelidad y respaldo. Cuando de tu boca sale ''Señor, no te quiero decir más no y quiero dejarme hacer por tu voluntad'' ves como el Señor responde, es fiel y tu disposición lo agrada en gran manera y tú con él pues, sin darte cuenta, comienzas a dar el fruto del Espíritu Santo, que es de lo que se trata toda esta serie de artículos. Lo mejor es cuando tú no te das cuenta, pero los demás lo ven... (también puedes leer ''La Escuela del EspírituSanto [Déjate podar]'')

¿Fue Jesús injusto al maldecir a la higuera cuando sabía que no era, siquiera, el tiempo de dar higos?

Bueno, eso podríamos pensar de primeras si no examinamos el texto. Pero, recuerda siempre que tengas la Biblia en tu mano que, Dios no se puede contradecir y ser injusto no está en Su naturaleza, ni carácter, ni personalidad, ni nada de nada. ¿Entonces? Algo estaba queriendo enseñar Jesús a sus discípulos. Pues como siempre, claro.

Para comprenderlo, debemos conocer primero ciertos aspectos importantes de la relación que hay entre las hojas y el fruto de la higuera. En Palestina, cuando llega la primavera y aparecen las primeras hojas de las higueras, éstas vienen acompañadas por unos pequeños nódulos o botones comestibles. Si estos pequeños higos no aparecen en ese tiempo, esto indica que el árbol, a pesar de tener hojas, será estéril y no producirá frutos. (para leer todo el estudio pinchar aquí)

Sabemos que Jesús no fue a la higuera sin ya saber que en ella no hallaría higos y, claro está que, también sabía que no era el tiempo de encontrarlos, pero ya habrás notado, en los evangelios, que la manera de enseñar de Jesús era muy gráfica, llana y con cosas que encontraba siempre a mano para hacerse entender. Sus discípulos sabían cómo funcionaba una higuera y vemos el paralelismo de la higuera en nosotros.

Te escribía que, si sigues esta serie de enseñanzas (aunque personales) notarás que tu amor por Dios provoca cambios internos en nuestro corazón y mente y esto luego se revela físicamente, más bien, a ojos de los demás. Nosotros somos esa higuera, por ejemplo. Yo siento que soy esa higuera. Te explico.


Jesús vio esa higuera que tenía hojas. Debió de ser una higuera, aparentemente, llamativa y aparentemente, parecía tener bajo su frondosidad mucho fruto, pero Jesús no los halló. Jesús no halló en la higuera, ni tan siquiera, el inicio de esos botones bajo las grandes hojas que, más adelante, a su tiempo, darían el fruto. Esos botones que están escondidos, como tímidos, bajo las hojas. No era el tiempo de higos, pero tampoco habían botones, indicios de que más adelante habría higos. Solo era apariencia. Por eso Jesús maldijo a la higuera y le dio lo que esta le estaba pidiendo. La higuera no daría fruto ni ahora ni después.

¿Eres tú una higuera, aparentemente, frondosa y llamativa a ojos de los demás, queriendo pretender que darás fruto a tu tiempo?

Hubo un tiempo en el que yo le decía a Dios ''no''. Le decía que no quería que me utilizase, que no era buena, que no sabía, que no tenía lo que se necesitaba... No me daba cuenta de que si Dios era el que me lo estaba diciendo, era porque él quería capacitarme y darme todo lo que me hacía falta para ser lo que él quería que yo fuese. Era una higuera de hoja frondosa que no tenía indicios de botones y pretendía darlos, pero estaba en un ministerio, iba regularmente a la iglesia, oraba en voz alta en las reuniones... Mucha hoja por fuera engañando a los demás y poca iniciativa a un cambio interior para dar fruto.

Darme cuenta de esta realidad en mi vida, fue el detonante. Durante la pandemia tuve un acercamiento profundo y estrecho con mi Señor y orando, el Espíritu Santo me reprendió. Lloré amargamente con lágrimas de profundo arrepentimiento y dije en voz alta: No te diré más no. Y desde ese preciso instante, hasta el día de hoy, si estás leyendo este blog y esta serie, verás que Dios provoca cambios en mí. La puerta de mi corazón ya no está semi abierta. Está completamente abierta para que Dios me examine y saque afuera lo que no hace falta y que le estorbe para que él me moldé a su carácter.

Hablando con una hermana en la fe, muy querida para mí, mientras yo le contaba una serie de sucesos que, recientemente, habían estado sucediendo en mi vida, me vino a decir esto. Se sentía orgullosa de mí de ver los muchos botones que tengo. No es Su tiempo para que yo de el fruto ahora, pero los botones confirman que Dios me capacita día tras día.

¿Qué clase de higuera eres tú?

 

 

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