El amor es paciente, es bondadoso.
El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso.
No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.
El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad.
Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Déjame decirte que este amor ¿dónde lo has visto? No existe. No lo verás en ningún ser humano. Tan solo por breves espacios de tiempo y en circunstancias muy especiales puedes tener alguno de estos detalles, pero no todos al mismo tiempo. Nunca.
A menudo he escuchado de estos versículos, a quienes saben de dónde procede y a quienes no, pero con una "jactancia sobérbica" de que tienen de qué parecerse en su comportamiento en estos versículos. Qué ciegos podemos llegar a ser en nuestro orgullo y soberbia por creernos mejor que los demás. No me creo que nunca, en ninguna de tus relaciones con tus padres, hermanos, amigos, pareja, compañeros de trabajo... no hayas sentido envidia, celos, hayas respondido con una bordería o cualquiera de las definiciones del comienzo. Definitivamente no serías de este mundo y eso es porque ese amor no es de este mundo.
Cometemos el error de leer la Biblia y esperar que en cada una de sus páginas "tú" estés reflejado como protagonista y al final acabas pensando que la Biblia fue escrita para el deleite humano, erradicando todas las confrontaciones que tiene hacia nosotros mientras nos atribuimos, todas y cada una de las alabanzas que aparecen escritas que, no, no van dirigidas a ningún ser humano, salvo a Jesús Hombre.
Su amor no tiene nada que ver con el nuestro ¿viste?. Dios no pierde nada si no estamos con él adorándole, los únicos que perdemos somos nosotros. Porque nosotros somos los que, si nos alejamos de él y le desobedecemos, no recibimos de sus bendiciones, cuidados, promesas, protección...
El hombre antiguo se guiaba por el "ojo por ojo y diente por diente" que quería decir (y a día de hoy sigue igual) que se amaba al que hacía algo por tí. El amor estaba condicionado (y sigue así) a recibir beneficios. Yo te amo, si me devuelves el concepto porque también me quiero sentir amado, aunque lo que siempre prima es el buscar nuestro propio bien y no el de los demás. Pero el amor sacrificial de Jesús revolucionó tanto la palabra amor y nos parece tan increíble (literalmente increíble) que exista un amor así, que seguimos con el "Ojo por ojo y diente por diente" y encerramos a ese amor de ensueño en lugares de utopía y fantasía cuando en realidad, está al alcance de nuestra mano el obtenerlo. Pero el sacrificio, voluntario, que Jesús hizo al dar su vida en la cruz, por amor a todos nosotros, rompió todos los esquemas de la época; fue la muestra más clara de lo que significa verdaderamente amar.
Él que era el Rey en el cielo abandonó su corona de oro y rubíes y de todo lo precioso que te puedas imaginar, para coger un manto y ceñírselo a la cintura para doblegar su espalda (literalmente) y:
Enseñarnos como amarnos los unos a los otros para que no nos estimemos, nunca, por encima del que tenemos al lado (matando al orgullo)
Para que todos nos viésemos y nos tratásemos con equidad, sin estatus social alguno (matando la competitividad y el pisoteo por llegar a tener reconocimiento)
A compartir, si tienes mucho, con el que tiene poco o nada (matando la avaricia)
Siendo obedientes a nuestros superiores y sometiendo nuestra voluntad hacia aquél que sabe lo que es mejor para nosotros, Dios (matando así el libertinaje descontrolado y los deseos pecaminosos de nuestra carne)
A amar y a perdonar al que tanto daño nos hace (matando así al odio y a la raíz de amargura de nuestros corazones)
A hablar verdad por delante y a cerrar la boca cuando algo malo queramos decir de otra persona (matando la cizaña y la división)
A amar a todos, no importa su condición, pecado, faltas, errores, estatus social, apariencias... (matando así con los prejuicios y llevándonos a pensar primero en amar)
A orar y a interceder por todos delante de Dios como otra muestra de Su amor hacia los demás (procurando el amor en nuestro corazón porque orar por alguien es amarlo y si no oras por tu enemigo, es que no lo amas y si no lo amas, es que sigues sin entender el amor de Dios)
La cruz nos muestra ese amor, eterno recordatorio, de como el amor implica sacrificio y entrega a los demás. El amor que Jesús nos enseñó a copiar es que: amar es darse al otro, sacrificarnos por el débil, es dar la vida por el prójimo, como lo hizo nuestros Señor. "No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos."
Y "el que pide, recibe"
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