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5 mar 2021

30 pero aún 17

 


En este tiempo de pandemia, la verdad, que me he tragado muchos doramas, creo que no hacía algo así desde la primera vez que los conocí, que me volví algo parecido a un pozo sin fondo y no podía parar de devorarlos.

Estoy muy contenta de hacer esta reseña, porque eso quiere decir que, después de ver muchos, este me ha dejado una huella que los otros no han podido. Creo que a punto estuvo, muy cerquita, el de "True Beauty", pero si no está en mi marco de la fama es porque, no le faltó "un algo", la verdad es que le sobró "un algo", justo en los dos últimos capítulos, algo que no me gusta en los doramas y que este, casi lo tuvo, ¡pero no!.


Desde el primer capítulo quedé emocionada con ese romance adolescente, tan puro, tan tierno, tan deseable... Es un dorama que es redondo, es de lo que acaban todos felices, con todos los problemas solucionados, con todos los cabos atados, sin una lágrima de pena, con un romance tierno, llevadero, de esos que tanto me gustan que se cuecen poco a poco. Un romance llevadero, con besos suaves y besos de esos que te pillan de sopetón (y a la chica también). Con escenas que no te das cuenta de que estabas conteniendo el aliento... Es un dorama para pasar la tarde y pasarla bien, entre risas y corazones en el aire.

Cierto es que la historia es un poco triste, el protagonista Gong Woo Jin tiene un trauma bastante feo que lo hace ser un antisocial total, levantó un muro de hierro desde el día en que se traumó y creyendo que es lo correcto, diciéndose a sí mismo que no tiene el derecho a ser feliz, vive su vida como diseñador sin importarle la vida de los que le rodean, ni siquiera de los de su propia familia. Vemos su dolor, físico incluso cuando los recuerdos van y vienen, terribles momentos que quisiera enterrar y que, de hecho, por mucho tiempo tiene enterrados, pero cruzar su camino con aquella mujer, es un problema para él. ¿Y su carita? Creo que no he visto a otro chico en un dorama que estuviera gritando a pleno pulmón que necesita más protección que la víctima de la historia. Estoy más acostumbrada a chicos fuertes, con carácter, bordes e independientes que se van ablandando a medida que transcurre la historia. Pero este tiene "cara de pena" todo el rato.



Woo Seo Ri, nuestra protagonista es una ternura personificada con expresiones faciales que me mataron de la risa. Es la víctima de esta accidentada serie koreana. Un día con 17 años, con sueños por delante, un amor al que conquistar, amistades que conservar... y al "otro" una niña de 17 años atrapada en un cuerpo de 30. ¿Cómo aceptar el reflejo que el espejo te devuelve y que no reconoces? ¿Y su familia? ¿Y su casa? ¿Qué hacer con su vida si no acabó el instituto ni tiene otras titulaciones? Un día, cansada de esperar a que alguien venga a rescatarla, decide afrontar el mundo que tanto ha cambiado desde que tenía 17 años y que no conoce. Aterrorizada, recorre las calles hasta convertirse en una vagabunda.

Cada uno tendrá que convivir con sus propios traumas, con sus problemas y aceptar lo que a cada uno le ha sobrevenido, pero ¿no se hace más llevadero el aceptarlo juntos ayudándonos mutuamente? Un antisocial es difícil que haga algo así por una persona que no sabe en el año en el vive y que necesita protección.


Yoo Chan
es un pedazo de pan que solo sirve para alegrar los frames a cada momento, su corazón tierno y joven siempre nos hace sonreír y a Woo Seo Ri, también. Su amor por su tío es precioso y el vínculo que los une no es fácil de romper. A veces parece que los roles se invierten y es el sobrino el que tiene que ser más maduro que su tío.

¿Y qué me decís de Jennifer? ¡Qué canción! Madre mía... que elegancia, que sofisticación, vaya pose XD me encanta, cada vez que sale su presentación en escena con esa canción... se respira  distinción. Pero también conocerás de su historia y allí no encontrarás nada de lo anterior.

La banda sonora es preciosa, con piezas clásicas del mundo de la música y canciones que te hacen el corazón flotar y sentir esas cosquillas, más aún cuando las unes visualmente a las escenas a las que corresponden... siempre guardo vivos recuerdos de las canciones de los doramas, son... Creo que cuando son para momentos alegres, son canciones que te causan risa, tienen un toque payasal que te hace reír y cuando se trata de momentos lentos, tristes o para guardar un agradable recuerdo, son canciones sensibles, tiernas, suaves y con contienen mucho sentimiento. Tienen una carga emocional que no las he visto en las series Americanas. Eso me atrapa... Estos orientales....


Los planos... yo no entiendo de escenografía o como se diga, pero también me parecen, a mi modo de comparación con las series Americanas, que tienen otra manera de enfocar las escenas, de cuadrarlas, qué enfocar y qué no. La importancia de los paisajes, de grabar detrás de los cristales, entre las persianas... Me gusta cuando hay escenas románticas y ellos quedan a un lado de todo el cuadro y el resto ves el escenario en el que están. Me parece un encuadre que me ha gustado mucho siempre, incluso en los animes.

¿Qué más puedo decir? No quiero destripar el argumento pues, en estos doramas que parecen así, más simples de lo habitual, decir algo es decir ya mucho. Simplemente, tienes que verlo...

 

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